30 años de la Reforma Constitucional: experiencias y reflexiones desde el Congreso

Por Francisco Genoud.

Exposiciones, anécdotas, charlas y comida, el 13 de mayo tuvo al Congreso de la Nación como centro de encuentro de diputados, senadores, juristas, convencionales constituyentes y estudiantes de derecho para conmemorar los 30 años de la reforma constitucional de 1994.

Lunes por la mañana, reunidos en el café “Los Angelitos”, a pocas cuadras del Congreso, un grupo de estudiantes de la Universidad Católica Argentina con sus respectivos profesores de Derecho Constitucional, Santiago Legarre y Valentín Fernández Mendía, desayunan y están expectantes por la jornada que se les aproxima. Para muchos es la primera vez que van a pisar el Parlamento.

Es la hora y emprendemos la caminata hacia nuestro destino. A pocas cuadras se ve la magnífica estructura del Congreso que, fiel a su estilo neoclásico —basado en la influencia de la cultura grecorromana—, impone majestuosidad y nobleza.

Una vez dentro del Congreso, se respiraba un clima de formalidad e importancia, veíamos pasar rostros conocidos, aunque no sabíamos sus nombres. Después de ciertas indicaciones y de seguir a aquellas personas que parecían estar seguras de adónde se dirigían, llegamos a un salón de encuentro, en el cual había medialunas y café, por lo que muchos vieron la oportunidad de un segundo desayuno. Allí, nos presentaron al diputado y presidente de la Comisión Permanente de Asuntos Constitucionales, Nicolás Mayoraz, encargado de moderar la jornada que estaba próxima a comenzar.

Poco antes de las 11:00 AM nos ubicamos en el “Salón de los Pasos Perdidos” para lo que sería el panel I, sobre “el acuerdo político”, compuesto

por cuatro convencionales constituyentes de 1994: Dr. Eduardo Menem, Lic. Jesús Rodriguez, Dr. Augusto Alasino y el Dr. Horacio Rosatti.

Empieza la jornada con la apertura institucional realizada por Martin Menem, presidente de la Honorable Cámara de Diputados, el cual remarcó el acuerdo que existió en esa época entre la mayoría de los partidos políticos, enunció a grandes rasgos algunas modificaciones que establece la reforma y llamó a buscar un consenso para saldar una de las más grandes deudas que tiene el Congreso con la Constitución Nacional: la Ley de Coparticipación Federal de Recursos Fiscales. Ya en un clima más distendido, recordó lo que significó para él la reforma constitucional en el momento en que ocurrió: una especie de presión ya que era un estudiante que estaba cursando Derecho Constitucional, no existía ningún libro que tratará sobre la reforma y su padre, Eduardo Menem, era el presidente de la Convención Nacional Constituyente. Mientras contaba esta experiencia, Eduardo, que se encontraba sentado a pocos metros, sonreía y se preparaba para exponer.

Y así lo hizo. Primero empezó con el recuerdo de los antecedentes constitucionales en nuestro país con una nota característica: ciertas irregularidades en cuanto al consenso. Todo esto para terminar remarcando que la convención de 1994 fue la más democrática y legítima de la historia: se integró con el pluralismo de 19 bloques políticos, con 305 convencionales. Eduardo, en su carácter de presidente de la convención, puso especial atención en dos cuestiones: en desarrollarla en el plazo de 90 días establecido por la Ley de Necesidad de Reforma Constitucional y en que las discusiones se desarrollen en forma democrática, teniendo todos los convencionales la posibilidad de participar.

El segundo disertante fue Jesús Rodriguez, convencional que le dio diversidad a la mesa ya que, a diferencia del resto, es el único que no es abogado, sino licenciado en economía. Siguiendo la misma línea que los

Menem, apreció lo que fue el antes y después de la reforma, pero hizo mención a ciertos puntos adversos: la deficiente puesta en práctica de la institución del Jefe de Gabinete y los problemas en la integración del Consejo de la Magistratura, aunque, dice él, que esto se debe más a la propia ley que a la Constitución.

Augusto Alasino, sentado al lado del Dr. Rosatti, encaró su presentación con la afirmación “los jueces son los que van a decir lo que la Constitución es”. Este convencional tiene un enfoque no mencionado por otros integrantes de la mesa. Para él, lo que distingue esta reforma de las anteriores no es la atenuación del presidencialismo o el equilibrio de los poderes, sino su carácter antidiscriminatorio, signo que se manifestó en años posteriores con la protección de los niños, la política de género, etc. También se refirió a las dos figuras integrantes del Pacto de Olivos. En su momento muy cercano a ambos, sostuvo Alasino que entre ellos había una admiración mutua: Menem apreciaba la capacidad de analizar y persuadir que tenía Alfonsín y, este, admiraba el coraje del entonces Presidente de la Nación.

Por último, fue el momento del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quien supo ser vicepresidente de bloque del partido político mayoritario de la Convención (Partido Justicialista). En su exposición remarcó la importancia que tuvo el consenso previo a la reforma, siendo para él uno de los pilares fundamentales de la misma. La existencia del Pacto de Olivos y el establecimiento de un Núcleo de Coincidencias Básicas facilitaron en gran medida la tarea de los convencionales, los que no contaban con un cheque en blanco para programar a su antojo, sino que tenían ciertos límites establecidos. Además, subrayó el clima de cooperatividad que había entre los integrantes de distintos cuerpos políticos, hasta el punto tal de que algunos de ellos ofrecían compartir el viaje en auto a sus respectivas provincias.

Ya en un contexto más distendido, recordó una anécdota que sucedió en el marco de la judicialización del debate político acerca de la constitucionalidad del Núcleo de Coincidencias Básicas, planteado con el convencional constituyente Carlos Caballero Martín. Lo que se cuestionaba era lo referido a la votación por sí o por no en bloque de los temas que lo componían. Cuando acudió a la justicia, el juez le pidió una garantía, lo que lo tomó por sorpresa y, al ser lo único que tenía a disposición inmediata, le otorgó la tarjeta verde de su Peugeot 504. La causa siguió y la Cámara Federal de Rosario resolvió el tema declarándolo abstracto ya que la convención había saldado los problemas al dictar su propio reglamento, en donde hizo suyo el procedimiento de votación que era cuestionado. Al año siguiente, Caballero Martín lo llama a Rosatti y le hace saber que quería vender el auto, pero tenía trabado un embargo. Haciendo memoria se acordaron de la garantía que constituyó y acudieron ante el tribunal para que le levanten el gravamen que tenía el auto.

Las exposiciones terminaron a las 12:30 AM, abriéndose así un cuarto intermedio en el cual volvimos al salón en donde anteriormente brindaban el desayuno, ahora para almorzar. Lo que era una experiencia democrática y constitucionalista se transformó en cierto modo en una degustación gastronómica, comprendida por un exquisito servicio de catering que incluía chips de distintos sabores: pavita y tomate, caprese, jamón crudo, salmón y, mi favorito, pollo y palta. Cuando pensábamos que nuestro almuerzo había terminado, empezaron a aparecer bandejas que nos deleitaron con diversos postres: cheesecake de frutos rojos, brownie y crumble de manzana.

Entre bocados y conversaciones, tuvimos la posibilidad de interactuar con algunos protagonistas de la política argentina. Martín Menem fue uno de ellos, el cual nos contó lo que fue su paso como estudiante de Derecho, lo que significa ser Presidente de la Cámara de Diputados y sus anhelos y expectativas. Además, en el marco de una pregunta acerca de la “Ley

Bases”, nos brindó una breve explicación de ciertas técnicas legislativas y del proceso de creación de las leyes.

Nuestra jornada llegaba a su fin, bajamos las escaleras y en la puerta del Congreso mantuvimos nuestra última platica acerca de lo que nos pareció la actividad. Las caras de los demás estudiantes demostraban la certeza de haber vivido una experiencia única, no solo conocieron la casa de las leyes, sino también a quienes las crean y quienes las interpretan.