Sed Contra 42

En septiembre de este año, fui con algunos de mis tíos, primos, madre y hermana a ver La novicia rebelde en el cine.

La novicia rebelde es un clásico de nuestra familia y sus canciones son parte, si se quiere, de la banda sonora de nuestras vidas. 

La primera vez que la vi tenía siete años y me fui a dormir después del casamiento, porque era tarde y al otro día tenía colegio. La vi por el entusiasmo de Mamá, como pasa con tantas cosas en la vida de familia o de grupos de amigos: uno conoce algo por el amor que le tiene otro. Y esa experiencia, la de compartir, hace que eso que se está compartiendo se vuelva incluso más atractivo y amable, por el solo hecho de hacer de elemento aglutinador entre personas. Hay tantas obras, comidas, lugares que me gustan por haber sido compartidos con gente querida. La novicia rebelde no es ajena a ese fenómeno. 

Por supuesto que me lloré todo; porque muchas canciones me hacen acordar a mi abuela y también porque La novicia rebelde es una parte de mi vida, pero no como un capítulo (aunque tuve una época de poner el cassette y el videocassette una y otra vez), sino como un hilo conductor. 

Recordé también a mi abuela que siempre criticaba “Something Good” por no ser así la vida. ¡No te pasan cosas buenas por haber sido bueno!Porque por más que a uno le guste mucho, muchísimo algo, nunca tiene que perder el sentido crítico.

El gran atractivo de La novicia rebelde es que es una obra con Belleza, Bien y Verdad. La fotografía es impecable y la música, ni hablar (hasta el sonido del viento con el que empieza es épico); la casa, la ropa, los bailes (esos waltz perfectos) son alucinantes; es todo un mundo, como predice, lamentándose, el capitán, que no existe más. Hay un príncipe que brilla y no es oro, y un cascarrabias tosco que resulta ser de fierro. Hay un tío pícaro que es astuto como las serpientes. Se cuida y se protege a los niños. Se sanan heridas y se sale adelante. Hay una defensa acérrima del matrimonio (pienso en la charla entre María y la superiora después de su huida, y la conversación de María con Liesl cuando vuelve de la luna de miel). Hay amor a la familia y a la Patria. Y referencias a Dios, la más explícita, la que le dice la superiora a María cuando se despiden: “Maria. You will not be alone. Remember, I will lift up mine eyes unto the hills from whence cometh my help”.

Para mí, todo el mensaje de La novicia rebelde se resume en esta canción, que es aplicable a todo, a todos, en todo momento:

Climb every mountain
Ford every stream
Follow every rainbow
‘Till you find your dream

A dream that will need
All the love you can give
Every day of your life
For as long as you live

Realmente, creo que es la receta de la vida bien vivida. Ponerle amor a todo, incluso a las cosas más chicas. A por ello.