Por Alejandro Rothamel.
Lejana observo tu imagen
por vastos pasados cielos,
entre recuerdos que anidan
tiernos labios y versos.
Las estrepitosas noches
de viejos veranos tesos,
atrapan aún tu pelo,
me arrancan del triste sueño
donde descansan las sombras
en lechos pisados, quietos.
Intento atrapar las curvas;
asir sin tocar pretendo
para sentir la pureza
de nuestros segados cuerpos.
Y sangra el alma de aquellos
que prueban tus frutos ciertos,
y reposan derrotados
junto a sórdidos desiertos.
Calla, tormento infame,
ya he olvidado el deseo
de amanecer en vilo,
de acariciarte en silencio.
Calla que ya no puedo
mirarte con ojos tientos,
ni iluminarte con besos,
ni prometerte consuelo.
Y en el silencio que grita
del lugar donde no hay tiempo,
mis palabras devienen llanto;
la penumbra, eterno infierno.
Y tu voz que aún no se apaga
arrastra sus negros velos,
mas yo resisto pensar
que te quise,
y que te quiero.
Alejandro Rothamel
19 años
Estudiante de Derecho
alejandro.rothamel@gmail.com