Por Alejandro Rothamel.
Dónde quedó el suspiro
de la noche exigua,
del amor dolido.
Dónde la luz del sino,
tu boca de cerca,
el vergel teñido.
Cortaste tus manos,
las cortaron.
Luego, el silencio.
Te callas y mueres.
Y tu vida…
un patio de cal,
un desierto libio,
un allá sin puentes.
Tu vida lejos,
allá en la muerte.
Yo aquí sentado,
bañando el sigilo
con un llanto ardiente.
Alejandro Rothamel
20 años
Estudiante de Derecho
alejandro.rothamel@gmail.com