Sed Contra 2

Parece mentira, o un sueño. Llegamos al nº 2 de Sed Contra. No nos quedamos en un número, cruzamos el umbral, tal vez el más difícil. El nº 1 fue básicamente un conglomerado de trabajos escritos de antemano, muchos para el colegio. (Parece una triste paradoja que la gente escriba más, o a veces únicamente, en los años escolares; que sólo entonces escriba sobre asuntos que le interesan, “tema libre”, composiciones, redacciones, ensayos: profesores que liberan, estudiantes que vuelan, ya no más, ahora no, qué pena, qué pena sería, nunca es tarde, tal vez todavía no sea, ojalá.)

Este segundo ejemplar de la revista es sobre todo fruto de la reacción de algunos lectores frente al número anterior. Unos cuantos, atraídos por lo que vieron, dieron curso a su inspiración —cuánto hay que cuidarla, atraparla cuando viene, luego huye, como el tiempo, que se fuga siempre— y compusieron trabajos para el nuevo número. Esto provoca una doble alegría en los que estamos en este proyecto. Gozamos con el entusiasmo que despertó la edición anterior y, a la vez, nos gusta que la gente se sienta motivada a escribir cosas nuevas. La realidad es que no tuvimos que mover un dedo para conseguir estas 18 flamantes colaboraciones. Los interesados se fueron acercando con espontaneidad, y rápido se generó buena química.

El método de trabajo se mantuvo. Seguimos con nuestra doble finalidad: facilitar un lugar donde puedan publicar plumas inquietas, a veces tapadas; y, antes, ayudarlas a mejorar su ortografía, gramática, redacción y estilo —respetando el propio de cada cual e incluso fomentando que cada uno encuentre el suyo—. El trabajo oculto y desinteresado de las tres editoras se lleva una vez más los aplausos, aunque sean mudos, como esta página. También, en otro orden, se llevan las palmas los dos diseñadores, que hacen fácil lo que a otros, por una mezcla de ignorancia y vagancia, nos parece simplemente imposible.

El Director

1° de septiembre de 2006