Nos penetra la lluvia,
estrepitosa,
en la noche caliente
del invierno aciago.
Verte cercana
me aleja
y a más de mil pasos
tu alma pende
en un abismo llano.
Quizás anheles,
mi vida,
soez abrigo
en segados prados.
Y aun de encontrarlo,
llamo,
en lívida paz,
cual almo valiente
sin fugaz descanso,
a tu alma quieta,
callada,
yerta,
sentada en el borde,
impulsada sola
a derramarse tiesa,
con mi alma al lado.
Alejandro Rothamel
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19 años
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Estudiante de Derecho |
alejandro.rothamel@gmail.com |