Una colina de piedras y salvación

Por P. T.

 

En ese descampado lleno de rocas y rosas de esperanza estás.

Azotado por vientos, lluvias y pecados.

Frío, soledad, odio y al fin perdón.

La gente mira y no comprende,

a veces, yo no comprendo.

Otros, de negro velan a tus pies.

Y el impetuoso clima sigue golpeándote,

como si fueras culpable.

Nos hablas y hay risas, burlas y olvido.

Y sin embargo callas y aguantas.

Con dulzura, callada y con visceral dolor de Madre,

ella te cuida.

Nosotros escondidos en las casas y el tiempo,

el tiempo que se acaba y recomienza para siempre.

Tu amor es tal que hasta los edificios se agrietan.

Y mi alma se parte llorando y embobada por tu luz.

Y suspiras, te vas pero al fin te quedas.

Y te sientas a la derecha.

Jesús.

P. T.
Trabajador ecológico (Melbourne, Australia)