Por Felicitas Casillo.
Yo soy Buenos Aires,
la blanda mujer ochavada.
Mi escote es el arte,
y cuentan que mi beso
es un crimen en cualquier calle.
Algunos se atreven a gustar mis arrabales,
y los ilusos que dicen conocerme
hablan de cierto arroró lloroso,
pero no hay mapa ni guía
que guarde mi carne.
Y me han comparado ¡pobres!:
“ la Alvear , tan parisina”,
y a mi Palermo ahora lo llaman Soho.
Pero yo sola respiro en mi joven noche incomparable.
Mi noche que es de río pardo,
que de plata sólo a veces tiene la luna.
Yo soy yo y perfume:
huelo a sudestada por las costas
y a tilos cuando me enamoro.
Soy la femme fatal,
la sudaca,
un trozo de seda que huele a fritanga.
Y soy también la luz de los mármoles
y soy los palacios,
y el doble apellido que se crió entre balaustres.
Yo soy Buenos Aires,
la madre soltera del asfalto, del lujo.
Yo vivo mi tiempo, mi vida la mato.
Mi corazón está en las estatuas
y late también en los pájaros.
Mil veces me han parido;
otras tantas me han velado,
pero mi vida no tiene futuro,
y mi muerte nunca será pasado.
Felicitas Casillo (21)
Estudiante de Comunicación