Por Santiago Castro Videla.
Débil, vulnerable, sombrío,
paseo como espectro en el hastío.
Me conformo con lo poco, lo mezquino,
camino sin rumbo, por inercia de arterias vacías.
Muerto el corazón que me alimenta;
late, palpita, bombea, pero no da vida.
Muerta la fe dormida, ya vencida,
dulce recuerdo de batalla perdida.
Elixir de otro tiempo, Gracia divina,
mis demonios te vomitan, mi cuerpo te ansía.
Consolador, ¿qué he de hacer en agonía?
Libre autor de mi muerte, hacedor de mi ruina,
con vergüenza apelo a Tu confianza,
a Tu Misericordia divina.
Santiago Castro Videla
Abogado
27 años