Sed Contra 13

En la madrugada del miércoles 13 de octubre de 2010, luego de interminables días de trabajo y de grandes esfuerzos, comenzó el rescate de los treinta y tres mineros atrapados en la Mina San José, a 700 metros de profundidad. El mundo entero estaba expectante, esperando que estos trabajadores, luego de más de setenta días de cautiverio, pudieran finalmente reencontrarse con sus familiares y seres queridos, y volvieran a ver algo tan simple y cotidiano como la luz del día. La cápsula Fénix II, que pasaría a la historia, como alguna vez ocurrió con la nave Apolo XI que llegó por primera vez a la luna, descendió audazmente hacia el centro de la Tierra, llevando en su interior a un valiente experto que se propuso nada más ni nada menos que ayudar a quienes lo necesitaban. La historia es increíble; parece un cuento que Julio Verne jamás llegó a publicar.

Podría decirse, salvando el abismo, que algo así aconteció el jueves 1º de junio de 2006, cuando un grupo de estudiantes, acompañados de un guía, emprendieron su propio rescate, y el de todas aquellas personas que se encontraban en cautiverio, no ya en una mina derrumbada, pero sí en una caverna también oscura: la rutina. Ese día nació Sed Contra y, junto a ella, decenas de escritores, poetas y pensadores que vieron por primera vez la luz: lograron derrumbar las pesadas rocas de los prejuicios o de la timidez y pudieron, a diferencia de los que aún siguen atrapados, plantarse en el escenario de aquellos que, con esfuerzo y a conciencia, sienten, crean y opinan.

Afortunadamente, los treinta y tres mineros lograron salir sanos y salvos, con un estado de ánimo propio de quien festeja el nacimiento de un hijo; era lógico, pues eran ellos mismos los que habían renacido. No debe ser casualidad que la cápsula de la salvación se llamara Fénix, ave fabulosa que, según la mitología griega, moría para luego renacer con toda su gloria. Es esta, sin ánimos de exageración, la sensación del escritor, del rescatado, cuando entra por primera vez al universo de Sed Contra y ve allí, luego de mucho esfuerzo y dedicación, su trabajo ahora publicado, al acceso de todos. No es Sed Contra el que rescata, sino que es simplemente el medio para que uno, cuando así lo quiera, pueda ser rescatado.

Bienvenidos, entonces, a la tarea de rescate. Bienvenidos a otro número de Sed Contra.

Buenos Aires, 1º de noviembre de 2010