Por Santiago Maqueda.
El limón no se come:
haciendo fuerza con los dedos,
se exprime
sobre las milanesas. Les realza el sabor.
No se come: se exprime. Cáscara y pulpa,
al tacho. Se exprime
y trasciende, como la sal,
como las brasas del asado
—sólo importa
lo que se exprime,
lo que se agrega al sabor de la tierra.
—
Santiago Maqueda (34)
Abogado
santiagomaqueda@gmail.com