España

Por Agustín Eugenio Acuña.

En mi vida me hubiese imaginado escribir sobre cine español. No porque no me guste escribir o porque no me guste el cine, sino porque el cine español era algo que desconocía absolutamente.

Sí conocía a los grandes actores como Antonio Banderas, Javier Bardem o Penélope Cruz, pero no más allá de eso. Y lo insólito es que todo lo que me llegaba de ellos era vía Hollywood. Por ejemplo, La balada del pistolero (1995) con Antonio Banderas o Spanglish (2004) con Penélope Cruz (¡Y Adam Sandler Dios!). Incluso, la transformación de sacerdote inquisitivo a fiscal revolucionario de Javier Bardem en Los fantasmas de Goya (2006) de Milos Forman con Natalie Portman y Stellan Skarsgård, todo con envasado estadounidense.

De Pedro Almodóvar solo me llegaban los comentarios de mi madre, consumidora de su producción como Carne trémula (1997) o Todo sobre mi madre (1999). Pequeño yo, obnubilado con otras luces, jamás sentí que me estuviese perdiendo nada. Y del afamado director Luis Buñuel me quedó grabado que con ese genio de Salvador Dalí habían dado a luz Un perro andaluz (1929), corto surrealista que tenía apuntado ver en algún momento y que mientras me corregían estas líneas, borré de mi lista. Si quiere salir un poco de la lógica lineal de todo lo que le rodea, vea este corto de apenas veinte minutos y por favor, no lo intente racionalizar. No se puede.

Encontrarás dragones (2011) fue un temprano hallazgo, gracias a la recomendación de un compañero del trabajo. Claro, es una producción española, argentina y hollywoodense. Tremenda película, que disfruté muchísimo a pesar de haberla visto con el prejuicio de “oh, una película religiosa más” al ser sobre el creador del Opus Dei.

Párrafo aparte merece algo que puede parecer obvio, pero tiene una importancia crucial. Me refiero al idioma en el que deben verse las películas o series españolas. Pues coño, es obvio que debes verlas en español, pendejo, me podrían decir encabronados. Sin embargo, a riesgo de lapidación, debo confesar que no he visto ninguna en español original. Puede ser porque me parece que he sido contaminado por la influencia de dos de mis hermanos más grandes. Yo no tenía problemas en ver películas dobladas al castellano, hasta que el primero de mis hermanos me dijo que siempre se ven en el idioma original subtituladas. O sea, ves Pulp fiction (1994) en inglés subtitulado, no doblado al castellano (1). Y si es The Passion of the Christ (2004), dirigida por Mel Gibson, la ves en arameo subtitulado. No sé si por respeto a la palabra sacrosanta del hermano mayor o por adhesión convencida, lo puse en práctica hasta hacerme un maldito fanático. En ese momento de mi vida, otro de mis hermanos tuvo la dicha (o desdicha, vaya uno a saber) de viajar por Europa y pasar un buen tiempo en España, por la familia de su esposa. ¡Para qué! Al volver, me transmitió su ácida crítica sobre la sociedad española, con especial énfasis en el manejo de su idioma. “¡No pueden decir ordenador en vez de computadora!” “¿Cómo van a decir el móvil en vez de celular?” y (obvio) “No pueden decir coger”. En fin, estaba destinado a que cuando finalmente me decidiera a ver algo de cine o series de la Madre Patria, iba a tener un grave problema. Mi adhesión a la regla originalista subtitulada entró en conflicto con la sembrada animadversión al uso del español. ¿Cómo lo resolví? Pues viendo todo en inglés subtitulado. Sí, una locura. Por fortuna, es un país libre.

Si de películas españolas no tenía ni idea, de series menos. Alguna que otra vez me tenté, por mi afición a todo lo que se relacione con los viajes en el tiempo, con arrancar a ver El Ministerio del Tiempo (2015), pero fallé estrepitosamente, pues también quedó en la lista de pendientes (sí, cada vez más extensa).

Sin dar más vueltas, comparto ¿mi experiencia? con la producción del país ibérico. Quizás pueda servir de algo, además de quedar al desnudo que cuento con tiempo para mirar Netflix.

1) La casa de papel (2017)

Sí, no soy muy original para empezar esto con esta serie, súper conocida. En lo personal fue mi ingreso a todo lo español. ¿Acaso hay algo más para agregar a todo lo que se dijo, escribió u opinó sobre estos osados ladrones de la Casa de la Moneda española? Para algunos, cinco temporadas fueron demasiadas y el final fue demasiado insólito. No importa. Todo el camino, los capítulos desarrollados, los giros y las sorpresas, la maestría del profesor, las pérdidas, los pases mágicos, los personajes con nombres de ciudades, las idas y vueltas… en fin, un viaje digno de ser disfrutado. Algunas cosas seguro le parecerán poco verosímiles. Sin embargo, lo que se busca es pasar el rato. La verosimilitud no importa porque es opcional. ¿O no?

2) Durante la tormenta (2018)

Amo las películas sobre viajes en el tiempo. Todas, desde Back to the Future (1985) con Michael Fox o Timecop (1994) con Jean-Claude Van Damme, pasando por Looper (2012) con Bruce Willis o incluso la romántica About Time (2013), con Rachel McAdams. Por eso fue una hermosa sorpresa cuando llegué a descubrir que España tenía esta joyita en su haber. No solo actúa el Chino Darín, sino también Álvaro Morte (para muchos siempre será “el profesor, el de La casa de papel”), en un papel totalmente diferente. En mi limitada cosmovisión, eso demuestra que es un actor ¿versátil? Ponéle. ¿De qué va el argumento? Pues es sencillo: se utiliza un evento, que es obviamente la tormenta del título como encuadre de todo. Esto recuerda al artilugio utilizado en Frecquency (2000), con Dennis Quaid y Jim Caviezel, donde a partir de un evento solar, se desencadenan los mensajes entre dos tiempos. Volviendo al producto ibérico, con una pequeña acción como salvar la vida a un niño, la protagonista crea una anomalía temporal que da lugar a otra realidad paralela que dista mucho de su idílica vida hasta ese momento, pues se da cuenta que su hija no existe. Si se enganchó, espero la disfrute tanto como lo hice yo.

3) El inocente (2021), Contratiempo (2016) y Hogar (2020)

Una serie y dos películas que agrupo en el arbitrario trío de producciones en las que participa el actor Mario Casas. Y eso que tengo pendiente ver El practicante (2020), que seguro la sumaba a la lista.

El inocente es una miniserie de tan solo ocho capítulos que me pareció tan buena, que en mi memoria la tenía archivada como película. Todo comienza cuando el protagonista, joven con un futuro promisorio, tira todo a la borda por un homicidio preterintencional (sin querer queriendo sería en modo Chavo del 8, para evitarnos tecnicismos leguleyos). Así, la vida de ese muchacho de clase media alta se ve truncada por el ingreso a la prisión, con todos los riesgos de ese mundo. Mateo Vidal tendrá que aprender a sobrevivir para ver si puede torcer su historia en una de redención. Aparentemente encontrará el amor al salir de regreso a su vida y, en teoría, todo irá sobre ruedas. Sin embargo, el pasado y los secretos pueden a uno moverlo con turbulencias hasta hacerlo perder el rumbo. Si mi memoria no me falla, con mi esposa devoramos esta serie en tiempo récord.

En Contratiempo, Mario Casas se luce también, de la mano de la tragedia o de, justamente, un contratiempo. En efecto, lo que para uno es un mero contratiempo en su vida perfecta, para otro es (literalmente) su vida. La pareja, feliz de su vida, con todo por delante, tiene un accidente y mata a otra persona. A partir de allí querrán evitar “el contratiempo” que ello supone. O al menos eso es lo que dice Adrián, el protagonista, a su abogada en confianza para entender por qué él no mató a su amante, de lo cual lo acusan. Alguna crítica la destrozó por lo sorprendentemente inverosímil que parece ser. Sin embargo, uno solo busca divertirse. Al fin y al cabo, esto no es una investigación académica, sino solo una película. ¿O no?

Hogar es una película sin final feliz. Y no, no le estoy spoileando el final, que, dicho sea de paso, dejó deprimida a mi esposa. La obra ejemplifica de gran manera cómo la caída del status social y económico puede llevar a las personas a cruzar una línea. Y luego otra. Y después otra y otra más hasta que al final todo se va al demonio. Es medio un canto al capitalismo, al amor al éxito y al materialismo. También a la manipulación sin ningún límite. O, debo decir, una oda al “pisar cabezas hasta que sea necesario” con tal de ascender la escalera (o, en este caso, regresar a donde uno estaba). Más allá de eso, también hay espacio para el tema de la pareja adecuada en el medio de todo este ida y vuelta alrededor del status, su pérdida y cómo sobrellevar el dolor de ya no ser (o, en su caso, de ya no pertenecer). Vale aclarar que acá Mario Casas es el soporte del protagonista, a mi parecer, un gran actor, Javier Gutiérrez. Ambos son dos caras de la misma moneda: el ascenso de uno y el descenso del otro.

4) El Guardián Invisible (2017), Legado en los Huesos (2019) y Ofrenda a la Tormenta (2020)

¿Cómo? ¿Tres películas en un solo apartado? Sí. Así como lo lee. Esta es la famosa “Trilogía del Baztán”, que se basa en la novela de la escritora Dolores Redondo. No tuve ocasión de leer los libros antes de engancharme (también con mi esposa) con las películas, una detrás de otra. En el medio nos topamos con que actuaba Leonardo Sbaraglia, un amigo de la casa, por así decir.

A simple vista, parece un policial más. Sin embargo, no se deje engañar. Hay de todo y para todo: un viaje histórico a las profundidades del reino español, el prejuicio y la discriminación, costumbres espantosas, superstición, infidelidad y, obvio, conflictos de familia no resueltos. Un lindo combo donde hasta el FBI tiene su participación.

5) Los renglones torcidos de Dios (2022)

Durísima. Hace acordar a Shutter Island (2010) con Leonardo Di Caprio. ¿Qué es real y qué es ficción? Difícil discernirlo. No se sabe si la protagonista es una detective privada contratada por el padre atribulado por el supuesto suicidio de su hijo o una enferma mental paranoica que ha construido un mundo de fantasía a su alrededor. ¿Es acaso una mentirosa con una habilidad envidiable que hace parecer a los psiquiatras simples pasantes inexpertos? ¿Es el director un monstruo perverso dispuesto a todo por dinero para construir su sueño? Muchas preguntas que se van develando (o no) con el tiempo y el transcurrir de los minutos. Si le gusta el suspenso, elíjala sin dudarlo.

Bonus track: Merlí (2015)

Todo pasa en Barcelona, los personajes son catalanes y hablan catalán. Merlí es el protagonista de esta serie. Un avinagrado profesor de Filosofía de secundaria. Absolutamente fracasado en apariencia (y en la realidad también, según los cánones capitalistas actuales sobre el significado del éxito), nos irá desarrollando una escuela filosófica o un filósofo por episodio. Con el tiempo se cruzarán complicaciones de las vidas de sus alumnos, de la suya propia (la libido de un adolescente, la rebeldía también y la irresponsabilidad por qué no), pero siempre con una pasión por la enseñanza que deslumbra y cautiva a medida que pasan los capítulos.

Anímese, salga de lo común. Una serie catalana sobre filosofía puede parecer un bodrio. Sin embargo, le aseguro que no lo es. Déjese sorprender y salga de los cánones de la modernidad, casi tanto como Merlí, “el fracasado”.

(1) Si por alguna locura no sabe a qué me refiero deje esto inmediatamente, busque la película y disfrútela. Habré hecho más por su cultura cinematográfica que con todas esas líneas.