¿El Congreso siembra esperanza?

Por Emi Baucero Miotto.

Tras casi cien días del conflicto agrario, el 17 de junio, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de un acto en memoria de las víctimas del bombardeo a Plaza de Mayo en 1955, anunció por cadena nacional que “la democracia se define con más democracia y las instituciones se definen con más instituciones”, tomando la decisión de enviar al Parlamento como proyecto de ley la medida de las retenciones. El proyecto ingresó a la Cámara de Diputados esa misma noche pasadas las 20.00.

Lo que no fue adecuadamente informado es que el asunto ya se había debatido el 27 de marzo en la Cámara de Diputados, a poco de desatarse el conflicto: “ Expediente 920-D-08. Proyecto de Ley. Retenciones al Agro. Derogación de las resoluciones M y P 125/08 y 141/08. Creación de una mesa de diálogo bicameral en el ámbito del Congreso de la Nación”. A esta sesión asistieron 173 diputados de los cuales 132 votaron por rechazar la eliminación de la resolución 125; 26 votaron a favor de la eliminación y 13 se abstuvieron. Es decir que, con la mayoría de los votos, una de las cámaras del Congreso aprobó la aplicación de las retenciones.

Días después, las retenciones volvían al Congreso, pero esta vez para ser discutidas y modificadas, ya que en aquellos momentos de máxima tensión habían adquirido un nuevo significado.

El kirchnerismo se mostró predispuesto a incorporar modificaciones al proyecto, aunque estas no incluían la cuestión de las alícuotas ni la curva prevista para las subas y bajas de los precios internacionales. No se trataría de una aprobación a libro cerrado, sino que se podían modificar artículos en su totalidad, o incluir y sacar otros.

Por su parte, la oposición pidió la suspensión inmediata de la resolución 125 por todo el tiempo en que se tratara el proyecto en el Parlamento. Uno de los más insistentes sobre el asunto fue Alfredo de Angelis, el ruralista más popular, que reclamó que quede sin efecto en un período de 60 a 90 días.

Como era de esperar, el mayor respaldo provino de los partidos de la oposición, que dejaron en claro que rechazarían el proyecto de ratificación y que pedirían la suspensión de la norma.

Los ruralistas reclamaban la suspensión desde que comenzó el conflicto, ya que descomprimiría la situación. No obstante, ello les permitiría vender lo restante de la cosecha de soja bajo la alícuota anterior, de modo que el impacto de lo que decidiera el Congreso recién se notaría en la próxima campaña.

Con la plaza de los dos Congresos convertida en un camping donde convivían oficialistas y ruralistas, los Diputados dieron media sanción a la Resolución 125, la cual incluía modificaciones que beneficiaban a pequeños y medianos productores. El oficialismo afirmó que ellas se debieron a conveniencias políticas, que había decisión para poner fin al conflicto, y que creían que de existir un relativo consenso y algunos cambios, los ruralistas quedarían muy expuestos si aun así decidían volver a los cortes.

En estas circunstancias, el Senado recibió el proyecto de ley, y el 16 de julio a las 4:30 hs, luego del resultado que reveló un 36-36, el vicepresidente Julio Cobos estuvo a cargo del desempate alegando: “Mi voto no es positivo”.

Con esta decisión, Cobos creyó que se terminaría con el problema, pero por el contrario, permitió que se beneficiara a los grupos económicos más poderosos del campo. Sobre todo, no se logró que haya consenso necesario sobre las retenciones y se perjudicó a los pequeños y medianos productores, ya que el proyecto de ley que los beneficiaba fue rechazado junto con la resolución del ejecutivo.

A mi entender, el conflicto llegará a su fin cuando se logre dialogar y llegar a un acuerdo que beneficie a todos, no sólo a los productores sojeros, sino también a los lecheros y ganaderos, y a la sociedad en general. Para ello es preciso que deje de haber una lucha mediática entre los dos sectores, y que la democracia no se convierta en una lotería en que sólo se busca anotar porotos, sino que los “porotos” sean sembrados para el bien de la sociedad.

Emi Baucero Miotto (22)
Estudiante de Comunicación Social y Psicología
emibaucero@argentina.com