Un bar marrón en el tiempo

Por Corina Chouciño.

Los años pasaron. Pasaron personas, personajes, crisis, protestas, clientes, polémicas, diarios y revistas. Tazas se han roto, botellas se han acabado, pero en su atmósfera sobreviven los mismos olores, los mismos sabores, los mismos rumores. Hermiño, el inmigrante, su vida, su bar, sus mesas, sus pedidos. Palabras en tono alto se libran sin censura desde su boca, algunas se pierden entre sus bigotes, otras fatigan a quien no lo comprenden.

 El reloj ha quedado absorbido en su presencia.

Es su uniforme el moño y la bandeja.

España en su ayer, pero aún bien presente,

su carcajada contagia, la energía se siente.

Qué te servis, es su saludo,

el menú son los chistes, para que te sientas a gusto.

Es anfitrión, es charlatán,

es el que  sirve y deja ensuciar.

“El Gallego” le dicen, en honor a su culto,

en mesas de fórmica te sirve su orgullo.

Él es Hermiño, ese es su lugar,

una vez que entraste el tiempo es del bar.

Corina Chouciño
Estudiante de Comunicación Social
25 años