Por Santiago D’Eramo.
La verdad de la milanesa. Tomátelo con soda. Está todo medio crudo. Está todo cocinado. Listo el pollo. Cocinada la gallina. Ponele sal. Ponele pimienta. Hecho puré. Estoy frito. Qué salame. Qué jamones. Es un queso. Qué pan dulce. Qué pavito. Qué pomelos. Qué melones. Me importa un pepino. Me importa un rábano. Hace puchero. Qué rompe quinotos. ¿Otra vez sopa? Qué huevón. Son el agua y el aceite. Lo hicieron fiambre. Es torta. Como leche hervida. Gallina. Qué pescado. ¡Qué plato! Ni pincha ni corta. Agua y ajo. Qué tierno. Piel de naranja. Piel de durazno. Qué dulce. Qué salado. Tiene un ñoqui. Es un ñoqui. Medio lenteja. Qué grasa. Es un poroto. Ganaba porotos. Chaucha y palitos. Buenas migas. Pan-queso-pan-queso. Qué zapallo. Es una papa. Alpiste. Enterrar la batata. Tiene un maní. Se armó la rosca. Como sardinas. Buena leche. Mala leche. El pirulín. Como pan caliente. Tiene patys. Mojar el bizcocho. Una tirita. Un vacío. Tiene polenta. Tiene pasta. Color pastel. Qué acelga. Qué aceituna. Un bife. Es un panqueque. Es un flancito. Media naranja. Muzarella. Es una manteca. Esta del tomate. Que churro. Qué bombón. A la flauta. Un pebete. Un vigilante. El porongo. Las pechugas. Un sacramento. La reina se abatató. Los niños envueltos. La damajuana y al gran pueblo argentino salud.
Santiago D’Eramo (29)
Abogado
santideramo@hotmail.com