Por Ignacio Casaubón.
Al pegarle de lleno, con el empeine o con la punta del pie, la pelota sale recta y sin efecto, pero su trayectoria varía según el tipo de balón. ¿Por qué?
Al patear, la pelota avanza en constante fricción con el aire. Este rozamiento genera turbulencias en la parte posterior del balón, que lo desestabilizan. En las pelotas tradicionales, las turbulencias pierden fuerza por las costuras y las pelotas se mantienen más estables. En la Teamgeist se producen dos grandes remolinos en la parte posterior, responsables de la trayectoria zigzagueante. El rozamiento del aire se ve entorpecido por las costuras, lo que atenúa el flujo de aire y debilita las turbulencias. La ausencia de costuras hace que el aire envuelva al balón sin interrupciones y así genera las grandes turbulencias.
Al pegarle con efecto, la pelota gira sobre su eje al mismo tiempo que avanza. Como la pelota gira, uno de sus lados va a favor del aire y el otro va en contra. Usando las ecuaciones de Bernouille, encontramos que esto genera menor presión del lado que va a favor del viento, y mayor presión del lado opuesto.
La comba es consecuencia de la diferencia de presión en la pelota: a mayor efecto, más marcada será la comba.
Científicos de las universidades de Sheffield (Inglaterra) y de Tsukuba (Japón) analizaron el flujo de aire generado por una pelota tradicional, y concluyeron que la baja aerodinamia la hace más estable. La Teamgeist y la Roteiro tienen sus gajos pegados; la Fevernova está recubierta por una capa sintética que suaviza las costuras. Los científicos estudiaron el flujo de aire y creen que son más inestables. Las pelotas con costuras tienen una superficie despareja y, por lo tanto, una baja aerodinamia. Las pelotas modernas tienen una superficie más pareja y lisa que las hace más aerodinámicas.
Científicos ingleses y japoneses detallan las diferencias entre la nueva generación de pelotas y las clásicas, y explican por qué la Teamgeist viborea tanto en tiros de larga distancia. En la UBA revelan el misterio de la comba.
En las eliminatorias para Francia ‘98, luego de perder por 2 a 0 ante Ecuador, a 2.850 metros de altura, el técnico Daniel Passarella dijo: “Acá la pelota no dobla”, y algo de razón tenía. Es que a esa altura el aire es menos denso, por lo que la rotación y el rozamiento son menos importantes. Entonces, la pelota dobla, pero menos
Ignacio Casaubon
51 años
Físico