Por Juan Martín Galeano.
“Camina sin rumbo y no es que no sepa donde ir,
quema un combustible difícil de conseguir”
Ariel Minimal (Pez) y Fabián Casas, “Difícil de conseguir”
Continuando con este caprichoso y absolutamente subjetivo análisis de lo que hoy en día se conoce como movida indie(independiente), voy a ocuparme esta vez del desarrollo de este estilo en Argentina. Comentaré primero sus rasgos generales para después pasar a analizar tres bandas en particular, relevantes para su desarrollo.
Es difícil etiquetar; de hecho, no es algo muy bueno en la música, salvo para armar un catálogo. Sin embargo, hay ciertas características que tal vez permitan ubicar a algunos artistas en esta categoría:
- Obviamente, se trata de música editada de modo independiente (de un sello chico o de edición propia; vale aclarar que muchas veces surge el hecho de la firma del artista en una multinacional —ya sea por la gran calidad de su música o porque ‘le dieron mucho bombo’—, lo que puede ser tan bueno para él como el último estertor de su inspiración);
- Su sonido no termina de asociarse con su par del mainstream, con lo que suena en las radios (ya sea por ser lo-fi —grabación de baja calidad o antigua—, o por métodos extraños, con arreglos novedosos o vanguardistas, a veces rozando lo perturbador, lo disonante);
- Sus estructuras son más complejas o diferentes de la clásica “verso-estribillo-verso”, y las formas de escribir letras, más jugadas (a veces también más profundas, más “legítimas”);
- Siendo generadores de pequeños grupos de fanáticos, en ocasiones se convierten en artistas “de culto”, llegando incluso a crear un snobismo “necesario” que hace de ínfima oposición a “lo que escuchan todos”;
- Suelen estar inspiradas en sus pares extranjeros y traer “lo nuevo” (por ejemplo, las bandas retro rock o el caso de Juana Molina, a quien se la asocia al “freak-folk” de Devendra Banhart);
- Muchos de estos artistas son personas que tocan en una banda como algo secundario, teniendo trabajos diurnos; los que no, muchas veces son prolíficos, sacan discos seguido (probablemente uno al año) y hacen varias presentaciones por mes; y
- A menudo son precursores de estilos o formas de hacer música que al corto o largo plazo (dependiendo de muchos factores) se vuelve mainstream. (1)
En fin, hay muchas más características, estas son sólo algunas; existe mucho para investigar si uno se lo propone.
A continuación, voy a explayarme más que nada a partir de los ’90: comentaré tres bandas hoy consideradas de culto y que son símbolo de tres corrientes indie locales: los platenses Peligrosos Gorriones, la gran, evolutiva y experimental Suárez y la subsistente, progresivamente-des-progresiva Pez.
Un exponente del “nuevo rock argentino” de los ’90
Peligrosos Gorriones fue una banda de La Plata, que sacó 3 discos: Peligrosos Gorriones (1993), Fuga (1995) y Antiflash (1997). Su sonido es más bien agresivo, sucio; sus letras, delirantes y directas. Su formación llama la atención en una década caracterizada por artistas de rock basados exclusivamente en melodías, solos y acompañamientos de guitarra(s) eléctrica(s): bajo/voz (Francisco Bochatón), guitarra (Guillermo Coda), batería/percusión (Rodrigo Velásquez) y teclados/sintetizadores (Martín Karakachoff). Sorprende la fuerza punk contrastando con la versatilidad del sonido más pop de los teclados, que congenian muy bien y hacen que el grupo resalte. Hay algunas referencias a artistas cercanos a la época (los teclados de “Trampa” recuerdan sin duda a Faith No More). Formaron parte de un festival en el año 1995 en Obras (hoy “Estadio Pepsi Music”) bajo el rótulo de “nuevo rock argentino” (acompañados por Babasónicos, Los Brujos y Massacre).
Las canciones de la agrupación se caracterizan por su urgencia y su poca duración, mientras que las letras y la forma de cantar de Francisco Bochatón exploran y combinan a muchos artistas conocidos del mainstream local (a veces Fito, a veces Calamaro, a veces Cerati).
La disolución del grupo lo puso en status de agrupación de culto, mientras Bochatón sigue componiendo y sacando discos como cantautor, explorando una veta más cercana al estilo de los cantautores (singer-songwriters) y recibiendo la colaboración de artistas como Gustavo Cerati y la gran María Gabriela Epumer (una triste pérdida, relativamente reciente, del rock local). Su último trabajo, del año 2005, es La tranquilidad después de la paliza.
La influencia de esta banda se ve en muchos conjuntos indie que están empezando a crecer, como Mataplantas (“Swing lobo in Puerto Rico”, de su álbum Hickie, recuerda de inmediato a la banda platense).
Las excursiones de Suárez
Una pequeña y oculta joya del rock independiente argentino, esta agrupación tiene la característica genial de muchas bandas independientes (internacionales) de fines de los ochenta y principios de los noventa (My Bloody Valentine, Sonic Youth, Pavement): no les interesaban las estructuras clásicas ni los sonidos fáciles. Toda su búsqueda musical se perdía en mares de psicodelia y en mucho noise.
Grandes canciones pop se escondían tras “zapadas” y vuelos psicodélicos de los Suárez (al punto de que el segundo disco, Horrible, tiene un track oculto de prácticamente ¡40 minutos!, conformado por distintas grabaciones lo-fi de canciones o pedazos de ellas interpuestas por ruidos y/o conversaciones).
Otra característica muy interesante de esta banda es la presencia de una voz femenina. Rosario Bléfari, artista todo terreno (escribe, canta, compone, dibuja, actúa en teatro y cine —“Silvia Prieto”, de Martín Rejtman), hace más atractivo al proyecto; es muy interesante el juego que muchas veces hace con las disonancias y su estilo de composición, casi en prosa.
Suárez editó 4 discos: Hora de no ver (1994), Horrible (1995), Galope (1996) y Excursiones (1999). Paradójicamente, ese último es el más pop y directo de los cuatro, y es un adelanto de lo que luego sería la faceta solista de Rosario (que ha sacado ya 3 discos: Cara, en2002, Estaciones, en2004,y Misterio Relámpago, en 2006). Excursiones tiene grandes temas pop (“Río Paraná”, “Excursiones”) y es como una síntesis de todo el trabajo anterior “pasado en blanco”.
Los cuatro álbumes en sí son bastante diferentes y reflejan la evolución de la banda. Por todo esto vale la pena escucharlos. Además son la semilla de una movida indie local diferente. Recientemente F.A.N. Discos acaba de reeditar los 4 discos, solos y en formato box-set. Es una interesante inversión para el melómano explorador.
Los lados b de Pez, para las almas sensibles
¿Qué decir de Pez? 8 álbumes de estudio, uno doble en vivo (auspiciado como un disco con “29 canciones y ningún hit”), un líder hiperactivo como sólo puede serlo Ariel Minimal: la verdad es que esta banda y lo que ella ha engendrado es uno de los secretos que mejor ha escondido el rock nacional al gran público en los últimos quince años.
De mutable formación (trío, quinteto, actualmente cuarteto), el proyecto de Minimal, Fósforo García, Franco Salvador y Pepo Limeres es una manifestación de amor a la música. Primero, con la búsqueda de las raíces desde el rock progresivo de aire spinetteano y el rock de los ’70, desplegando un alto nivel de virtuosismo; y en los últimos años, con una mayor simplicidad en la composición instrumental de sus canciones, aunque siempre con guiños o referencias al rock y a veces hasta con una actitud revisionista hacia él inferido de ciertas estructuras musicales que utilizan y de las temáticas que abordan sus letras.
Desde estas últimas se observan reflexiones existenciales, descripción de realidades porteñas (a veces de tinte tanguero), psicodelia, anécdotas, declaraciones de principios y guiños al rock (“Caballo loco”, referencia a Crazy Horse, banda de Neil Young). No sólo Minimal compone las letras, sino que también lo hacen los otros miembros e incluso hay colaboraciones del escritor/poeta Fabián Casas.
Los mentados discos de estudio son Cabeza (1994), Quemado (1996), Pez (1998), Fragilinvencible (2000), Convivencia Sagrada (2001), El sol detrás del sol (2002), Folklore (2004), el doble en vivo Para las Almas Sensibles (2005) y Hoy (2006).
Últimamente, Ariel Minimal, quien siempre se ha caracterizado por sus múltiples proyectos (fue guitarrista de Los Fabulosos Cadillacs en su última época), realizó muchas colaboraciones y proyectos paralelos que parecen acercarlo al rock fundacional y “de fogón” de los ’60 por su sonido acústico y su simpleza: un trío de singer-songwriters con Flopa Lestani y Mariano “Manza” Esaín, dos discos solistas muy cancioneros (y el segundo de letras muy personales) y una colaboración en la nueva banda de Lito Nebbia, La Luz (lo que incluye también participación en el último disco de Andrés Calamaro y en un tributo al blues triple que armó Nebbia, de inminente salida).
En síntesis, tanto Pez como los proyectos de Minimal son de escucha obligada para el fanático del buen rock y la buena canción. Una alternativa muy interesante para el que se aburrió del rock de estadio.
Otros astronautas olvidados
Las bandas mencionadas no son más que una introducción a lo que suena acá fuera del mainstream. Hay otras tantas:
- Todo lo editado por el sello de Minimal, Azione Artiginale. Los dos discos de Gabo (cantautor resurgido tras años de ausencia, quien mezcla la canción de fogón con el folklore y la instrumentación poco tradicional —muchos lo comparan con Miguel Abuelo por su forma de cantar) son muy interesantes, al igual que el de Juan Ravioli (“Álbum para la juventud, vol. 1”). Flopa también sacó su disco solista en este sello.
- Por su lado, Mariano “Manza” Esaín sacó hace un par de años Días de Suerte, disco de su proyecto Valle de Muñecas.
- Otras bandas de trayectoria como Pez que ahora de a poco reciben reconocimiento, como Massacre o Natas.
- Los cantautores, que de a poco van creciendo en número y convocatoria. Un ejemplo paradigmático es el de Juana Molina y su extravagante búsqueda musical.
- Bandas inspiradas por el sonido inglés pos-radiohead, como Jaime Sin Tierra, dieron lugar a otras como Bauer, cuyo último trabajo (En otra ciudad, de fines del año pasado) no sólo es muy superior al anterior (Astronauta olvidado), sino que se despega mucho de la influencia de la banda de Oxford. Esto se ve claramente en lo inesperado del disco y en las letras cortas que dan pie a largas improvisaciones dignas del rock progresivo. También en esta movida, o cerca, puede encuadrarse a Bicicletas, banda en ascenso telonera de los shows de los días 17 y 18 de marzo de Roger Waters en el estado River Plate.
- Bandas inspiradas por el último sonido inglés/norteamericano, como Mataplantas. Hickie, su último trabajo es un disco de delirio pop/rock.
- Bandas inclasificables, como la genial Doris que mezcla indie rock y pop con psicodelia y tropicalismo
Repito: todo esto no es más que un paneo general muy caprichoso y meramente introductorio. Todo aquel que busque encontrará propuestas interesantes. Aunque tampoco hay que buscar tanto: este verano pasado se pudo ver a muchos de estos artistas presentarse gratis en el Planetario, en lo que esperemos sea el comienzo de una propuesta alternativa veraniega y no mero oportunismo electoral porteño. Por otro lado, en el Centro Cultural “Gral. San Martín” suele realizarse el ciclo Nuevo, en que se presentan muchas de estas bandas con entradas a $1. Para todo interesado, sólo es cuestión de estar atento.
(1) Un ejemplo interesante de este último punto es el de Babasónicos, banda que durante los ’90 era portavoz de un ‘nuevo rock’ (junto con otras como Peligrosos Gorriones), y hoy en día se ha transformado en EL sonido pop/top/cool “que escuchan todos”. Ahora, cuidado: la vuelta de tuerca de esta banda está en sus letras, plagadas de subversión y dobles intenciones que se filtran de modo casi subliminal por las alegres melodías pop de su música. ¿Un ejemplo? Prestar mucha atención a “Gratis”, del disco Infame.
Juan Martín Galeano
19 años
Estudiante de Derecho
jm.galeano@sedcontra.com.ar