Por Soledad D’Agostino.
Tristan Bernard, novelista francés, decía: “En el teatro, la audiencia busca ser sorprendida de acuerdo con sus expectativas”. Antes de entrar a Teatriz, en Riobamba 1220, el imponente ventanal que enmarca un telón de cemento sostenido por dos manos anónimas te va a impactar. Ya entonces, cuando detrás del generoso vidrio se muestren un número sobrio de inmaculadas mesas coronadas por copas lúpicas, tus expectativas serán las mejores y, aun así, seguro que el menú las va a avivar más. El lugar se aclimata con una luz apocada que da brillo artístico a las modernas instalaciones sin descuidar, en borgianos detalles de ajedrez, un tenue estilo laberíntico. La descripción más unívoca es elegancia: el lugar se esmera en generar una calidez distinguida casi utópica. Para que las imágenes hablen más que mil palabras, en http://www.teatrizrestaurante.com.ar encontrás fotos.
Pero lo que hace que Teatriz consiga agotar localidades, allende de sus finos espacios, es su oferta gastronómica. El servicio es para llevar al Colón: los mozos parecen imaginarios- ¡impolutos!- y te atienden la mesa sin que haga falta que chistés, como es debido. Se les puede criticar la seriedad, pero como va con el ambiente, podría decirse “parte del show”. Entonces llega la carta, sobre este diestro escenario misterioso, y, aunque no se bajen las luces, se levanta el telón y empieza el espectáculo…
Para entretenerte antes de la función, las entradas teloneras van desde ceviche de pulpo español a Won Tons de centolla y queso de cabra, pasando por empanaditas de carne cortada a cuchillo con queso y ciboullette, carpaccio de Salmón ahumado, mostaza en grano y verdes y cuatro diferentes sabores de tapas españolas. Lo demás te lo dejo como intriga necesaria… ¡no vas a pedir que te cuenten el final!
El menú pone en escena a un reparto exclusivo de 23 platos principales. Pero, como un one night only: aunque limitado, intachable. Hay pasta, pescados y mariscos y carnes y aves.
Merecen ovación los ravioli de salmón ahumado, camarones y champignons, los linguine al negro de calamar español con variación de frutos de mar y los cappelletti de carne, hongos del bosque y tomate natural. Bajo el mar, el mero con almejas en salsa verde provenzal y el salmón rosado en salsa de dïll y sauvignon blanc con papas rösti son dos funciones imperdibles. Y, en lo que es carnes y aves, la divina comedia está entre el clásico pero nunca desprestigiado lomo grillé (acá es con papas paille y verdes que le dan un toque más dramático), el pollo de campo al ajillo y pimientos con papas crocantes y vegetales y la estrella indiscutida: el cordero patagónico en crust de hierbas, rúcula y papas al romero.
La velada es de lunes a viernes, mediodía y noche; y sábado sólo por la noche. Éxito asegurado si vas con tu gorda, o ideal para un festejo ocasional con amigos. Si invita la familia, es una opción tranquila, apta para buenas charlas. El valor de la entrada para este teatro culinario, por persona, ronda los $60. No te lo pierdas.
Soledad D’Agostino (21)
Estudiante de Comunicación Social
soledagostino@fibertel.com.ar