In Rainbows, de Radiohead

Por Juan Martín Galeano.

“Asimismo, aunque sólo dos de cada cinco usuarios pagaron el disco, las donaciones promedian unos seis dólares por descarga, de los cuales, descontando gastos del costo, quedan 2,26 dólares de ganancia por unidad; más de lo que Radiohead ganaría en un negocio discográfico convencional.”

Revista Rolling Stone nº 119 (febrero de 2008)

Más allá del revuelo sobre la forma de venta (y sorpresiva aparición) de In Rainbows en octubre del año pasado [1], y de su edición en CD convencional el 1º de enero de 2008, el disco tiene varias de las canciones más consistentes que la banda compuso en mucho tiempo. Es como haber hecho un Hail to the thief (el anterior, de 2003, que combinaba sus experimentaciones con un estilo de canción más convencional) pero “más legítimo”. En Hail, la banda se pierde un poco en la autorreferencia y en intentos de escapar de la supuesta “seriedad” de la banda (por ejemplo en “We Want Young Blood”, donde Thom Yorke hace de vampiro -¿?).  En In Rainbows se abandonan los extremos y los dobles mensajes, y la propuesta es más bien sobria, directa.

El disco tiene 10 canciones, y hay 8 más que están en la edición especial doble que vendieron desde inrainbows.com. En algunos casos amplían la propuesta del disco 1 (por ejemplo la tremenda “Bangers & Mash”, armada en base a un riff de bajo hiper distorsionado y donde hay dos baterías –una de las cuales toca Yorke- sigue en la línea agresiva de los primeros dos temas del disco 1), y en otros son experimentaciones o simples canciones. Vale la pena tener ambos discos y más escucharlos seguidos (más en la era del Ipod donde eso no es difícil); de hecho, “Mk 1”, track 1 del segundo disco, no es más que un experimento vocal sobre el piano de “Videotape”, último track del disco 1, lo que implicaría  una cierta continuación.

Lo más interesante está en las estructuras: repeticiones, bases de bajo que no son tales y siguen su propio camino, esas guitarras arpegiadas, las baterías urgentes, la voz de Thom Yorke que va del llanto al grito desaforado (la desesperante “Bodysnatchers y su «I’ve seen it coming!!!» final).

Creo que la banda está logrando una forma única y moderna de componer; cada vez se apartan más de lo convencional, pero sin irse de la estructura convencional de la canción de rock para hacerlo (para entender esto, basta con escuchar la evolución musical de la banda desde Kid A hasta In Rainbows). Simplemente, están yendo a las sutilezas que terminan siéndolo todo a la hora de definir el carácter único de una banda.

 Y eso –ser único– es un logro al que pocos artistas llegan.

Juan Martín Galeano
20 años
Estudiante de Derecho

[1] Lo que requeriría un largo análisis, que no es objeto de esta nota. Radiohead fue el propulsor, dentro de la opinión pública, de un movimiento de “independización” de varios músicos y artistas que han pasado a comercializar sus discos de forma autónoma y digital, en muchos casos ofreciendo canciones gratuitamente, o la posibilidad de pagar “a opción del consumidor”. Para el próximo número prometo un análisis mayor de todo este fenómeno (sin duda lo vale).