[1] 1962-1964: Años donde cuatro de Liverpool fueron dioses

Por Javier Daura .

El documental “Los años de la Beatlemania”1 es un muy buen reflejo de esa época en donde una banda de jóvenes de Liverpool, de ser nadie pasaron a ser “más famosos que Jesucristo”.

Se rescatan imágenes inéditas, no centradas en los cuatro: John, Paul, George y Ringo, sino en ellos como fenómeno ya de masas. Se hace un repaso de sus principales hits, sus idas y vueltas desde el último show en The Cavern, hasta el Show de Ed Sullivan, tocando para la reina en el Prince of Wales Theatre de Londres, o en el Budokan de Japón.

El que espera comentarios, palabras, anécdotas no conocidos se va dar una gran decepción. Casi no hay palabras, solo fragmentos de entrevista. El fenómeno es tan complejo, que a pesar de que apareciera McCartney contando sus opiniones personales o tratara de encasillarlo al suceso, se quedaría corto. El documental pretende ser objetivo… ¿Qué más se puede decir de los Beatles? Ya seria totalmente irredundante, solo serviría para los noticieros de farándula. Pero porque además, centrándose en eso se rebajaría de categoría a la propia banda, banalizándola. Se busca que con las imágenes y la música (que era lo que realmente los representaba) cada uno saque sus propias conclusiones. Y el documental lo logra.

Tratemos de resumirlo, en un pequeño análisis, para darles un primer esbozo (a pesar de lo dicho antes): Es explosivo. Solo con esas palabras se entiende como The Beatles de ser una banda conocida en Europa y poco mas en Inglaterra logro el éxito que tuvo en un mercado masivo como el de los Estados Unidos.

Era natural, América, primera sociedad de consumo, empezaba a inventar sus primeros ídolos comerciales. Ya Elvis había dado el primer paso. De hecho, cuando la beatleamania estaba por arribar a la Costa Este, había intentado impedir su llegada. Por suerte así no fue. Pocos meses antes de su llegada Lee Harvey Oswald asesinaba al popular presidente John Fitzgerald Kennedy (reflejo de cómo así también produce ídolos, con la misma facilidad los destruye y crea sus mitos, deformando quizás la realidad).

El contexto que separaba a Gran Bretaña de los Estados Unidos era un abismo. En Inglaterra se veían signos de decadencia económica, de desgaste. El otrora imperio que tenia la mayor cantidad de territorios y de población colonizada había quedado rezagado y se conformaba al puesto de una potencia media. Estados Unidos vivía, todavía, el “American way of life”, con un presidente joven, elegante, una clase media que cada vez mas se volcaba al consumo y a los gustos de la clase alta, considerando este estado producto de una libertad responsable y de que simplemente el duro trabajo alcanzaba para lograr cualquier sueño. Es decir, una nación todavía inocente.

En ese contexto llegan los Beatles. En concreto la “beatleamania” empezó según algunos, cuando She loves you alcanzo el millón de copias y el consiguiente disco de oro el 11 de octubre de 1963, pero para entonces la banda ya había probado estar en la cima de los charts británicos con Love me do; Please, please me y From me to you.

Lo que hay que destacar de ellos es que fueron la primera banda que, en la medida en que se fueron desarrollando los hechos, realizó un estudio de cómo quería que la gente los viera, al menos la primera en tener éxito. Y eso es prácticamente logro de “el señorito rico” Brian Epstein que fue el que les propuso el estilo “mod”, con trajes de estilo italiano, dejando las camperas de cuero y Astrid Kirchherr que ya en los años de Hamburgo los peinaba con su flequillo largo característico.

No tardó mucho en desatarse una histeria alrededor de los cuatro de Liverpool. Bob Dylan luego los acusaría de que su música era para jovencitas… ¿y qué importa? Independientemente de los gustos o estilos, en una de las cosas que sí innovaron ellos fue en que descubrieron el mercado del rock y lo hicieron con estilo. La masividad a la que llegaron grandes músicos, como el propio Dylan, The Rolling Stones, The Who; tardó años en comparación al rayo que fue The Beatles. Ellos fueron los que abrieron esa etapa conocida como “The British Invasion”, en donde muchas bandas inglesas fueron a avalar su éxito allende los mares, en las tierras del sueño americano.

Fue un mapa tortuoso, ya que estaba todo por hacer… Fueron tristísimos los beneficios que tuvo el grupo de todo el merchandising que se produjo en esos años. También fueron muchas las demandas que tuvo que empezar el manager contra Saeltaeb (empresa creada por Epstein para facilitar la llegada de ganancias) también por dineros. Indudablemente, en los primeros años, como cualquier banda que recién se inicia tuvieron que hacer sacrificios y concesiones a las discográficas, como por ejemplo el ceder el 50% de los derechos editoriales a Dick James, cabecilla de DJM (¡50% que ahora es posesión de Michael Jackson!) Sin contar las ínfimas regalías en comparación al éxito alcanzado en todas partes.

De cualquier modo, resaltando lo comercial, no se tiene que dejar de tener en cuenta la calidad del grupo, que aquí no se discute. El éxito no dejaba de sorprender considerándolos a nivel musical unos Mozart modernos y a nivel cinematográfico como a los hermanos Marx. Los críticos los adulaban, las chicas se desmayaban a su paso. ¿Quién había visto algo semejante?… Ni la reina, ni Martin Luther King generaban tanta simpatía, y el deseo de simplemente verlos para “tomar algo de ellos”.

¿Por qué generaban tanto frenesí? En mi opinión, en una sociedad que estaba remplazando la religión, y que luego unos años después se volcaría a un gran activismo político, veía en el consumo el sucedáneo perfecto para sus preocupaciones, por lo menos en Estados Unidos. El fenómeno que antes generaba lo religioso, ahora lo ocupaba lo profano.

 La Gran Bretaña, en la que habían surgido los “fab four” era represiva. En ese sentido es notable el cambio que solamente hubo en 40 años… Brian Epstein había tenido que dejar la Real Academia de Arte Dramático debido a que lo habían detenido en Londres debido a unas demostraciones de homosexualidad manifiesta. Los años de la beatlemania fueron el equilibrio perfecto entre la gran avidez que tenía el público por el grupo (a nivel de consumo y de noticias sobre ellos) y el “profesionalismo” que se entendía por no tener “grandes problemas” y mostrar lo que la gente quería y cuanto quería; pero sin dejar de vivir los excesos naturales del rubro y que ahora se iban a empezar a vivir en Estados Unidos. Lennon dirá de esos años: “Los que conocen nuestra historia saben que fuimos al infierno juntos, a través de descuidos y tiempos terribles”.

El documental reseñado, en ese sentido rescata muy bien el rol que los Beatles habían empezado a jugar, mostrando escenas de un mismo día pero de un recital a la mañana y  otro de tarde (¿Qué artista hace eso en la actualidad?). Allí se muestra a la mañana a Paul, Ringo, John y George con las típicas caras sonrientes y jóvenes. Más tarde se los muestra claramente agotados, algo así como monos que bailan por monedas a multitudes. Vivían la tiranía de contratos, los cuales no todos eran beneficiosos para el grupo, en parte por la caballerosidad de Brian Epstein. Demás esta decir, por ejemplo, que en Manila tuvieron que pagar impuestos que no existían (por el incidente de la no visita a la casa del dictador Ferdinand Marcos) y donde ya se empezaba a ser común que no se cumpliera lo pactado en los contratos.

El cumplimiento de lo que decía en los contratos, o más bien, la revolución comercial y de consumo que en el rubro de la música estaban provocando a nivel cultural; les hacía entrar naturalmente en conflicto con los fanáticos o personas que se veían afectados por las acciones en torno a ellos. Un ejemplo de ello es, cuando Harold Wilson promovió con éxito la condecoración de cada uno de ellos como “Miembros de la Orden del Imperio Británico”. Muchos que habían recibido la misma condecoración durante las guerras devolvieron las insignias.

En Japón tuvieron problemas con tradicionalistas. Toda una generación de “babyboomers”, jóvenes que habían nacido inmediatamente después de la Segunda Guerra, desarrollaron hacia el grupo un afecto nunca antes visto, entrando en conflicto generacional. El primer ministro  japonés Elisaku Sato encabezó un grupo de personas que se manifestaron para que los Beatles no realizaran su presentación en el “Budokan” (que era un centro techado donde se realizaban artes marciales). Se realizó la detención de 6000 fans que viajaban hacia Tokio para presenciar el show. El operativo de seguridad que se desplegó alrededor de los cuatro británicos, más que para proteger a los fanáticos era para resguardarlos a ellos ya que existían amenazas; incluso en el hotel donde residieron había policías con armas.

Ellos representaban el éxito, juventud, alegría de una joven generación que pretendía romper con los moldes de sus padres. En donde como ocurre siempre cuando se pretende romper con la rigidez de lo anterior, todo se pasa de mambo, pero todavía los seguidores no se daban cuenta de eso, pero cada uno de la banda sí.

Los de Liverpool llevaron los espectáculos masivos a otra escala. ¿Quién convocaba multitudes de la misma manera? Lo más probable es que el realismo crudo de John Lennon no había tardado tanto en percibir “que eran más populares que Jesús”, la diferencia es que en la etapa que lo dijo ya muchos lo creían, y había multitudes que lo avalaban. Seguramente fue él quien primero percibió que a la sociedad en la que vivían le encantaba fabricar ídolos para luego desecharlos… y quizás construir mitos luego… A la etapa de la historia que atravesaban (al igual que la actual) le encanta la destrucción de los que pone en un pedestal, dioses en donde se ven las propias acciones y que justifican las propias actitudes. Primero como los “hijos que toda madre querría tener” y luego como reflejo de los excesos del fin de los 60.

Los cuatro a medida que iba terminando la beatlemania percibieron que fueron usados en ese tiempo. No fueron reconocidos cada uno de ellos como personas dignas de valor en el grado que merecían, hasta después que se separaron, salvo a través de imágenes estereotipadas, que hacia el fin del grupo empezaron a caer. La música que desarrollaron como grupo fue tan original como la que compusieron individualmente. Todavía imponiendo nuevos moldes. Si bien el primer rayo de su fama había pasado, cada uno de ellos hizo validar que su propia fama era mérito, también, de sí mismos a nivel artístico, quizás, para un público mas reducido pero que indudablemente los proclamaba constantemente. De todas formas George Harrison dirá mas tarde: «Los Beatles existen aparte de mí. Yo no soy realmente el beatle George. Beatle George es como un traje o una camisa que alguna vez usé y hasta el final de mi vida la gente verá esa camisa y la confundirá conmigo”

Indudablemente no hay nadie que al menos no le guste una canción de ellos en conjunto. Sus canciones están en la cima de todos los charts, de las listas de los álbumes mas vendidos y se podrían enumerar muchísimos logros de la banda pero su mayor logro fue sobrevivir a la vorágine que su calidad artística generó, y luego crecer después a más grandes zancadas.

[1] “Los años de la Beatleamanía”, Monitor producciones, Marzo del 2009. Buenos Aires

Javier Daura
Estudiante de Ciencias Políticas
19 años
javier_jfd_musicanova@hotmail.com