Desconcierto

Por Rocío Gonçalves Losa.

Marion se preparaba para salir. Esta inocente joven vino de muy lejos para asistir al tan ansiado show: Gregor Kafkiev daría un concierto de piano (fusión blues-jazz) en el auditorio Saint Pretzel.
No se trataba de un show cualquiera, no señor: era la primera vez que Marion viajaba fuera de su ciudad —había ahorrado muchísimo para poder pagar su boleto de tren junto con la entrada al concierto—estaba tan contenta, que el trayecto de 10 hs. no fue suficiente para agotarla.
Mientras tanto, en su cuarto de hotel, Marion se arreglaba para la tan ansiada noche… Un  vestido: largo y de seda negra; un poco de maquillaje para resaltar sus angulosos rasgos; perfume, dulce y envolvente, en el cuello y detrás de las orejas; scarpins de charol carmesí; y un tapado de pana beige.
Viajó en bus hasta el imponente auditorio; el trayecto le pareció fugaz, mágico, ideal…hasta que hubo algo que la hizo abandonar su cálida imaginación: Pulchinela Arlechino acababan de subirse al bus, y preguntaron al conductor si se dirigía hacia Saint Pretzel… Imaginó a esos dos sujetos entrando al concierto de piano y se rio por dentro pensando: “Qué gente loca”. Sumergida nuevamente en sus pensamientos y, acumulando ansias por deleitarse ante las caricias melódicas de Kafkiev, gozaba internamente con el solo hecho de representarse lo que presenciaría en minutos…
Bajóse Marion del bus y observó –anonadada—que la fila de personas para asistir al concierto vestían trajes descomunales: La cenicienta fumaba un cigarro junto a su hijo Peter PanMozart reía a carcajadas mientras hablaba por celular; Shakespeare escuchaba con atención aquello que Juana de Arco le explicaba…
Marion se acercó a Platón, que estaba último en la fila y le preguntó: “Es esta la cola para asistir al concierto de Grégor Kafkiev, verdad?”. Platón, se dio vuelta y respondió amablemente “Sí señorita, es aquí”, e inmediatamente agregó “Pero creo que usted no viste apropiadamente para la ocasión”. Marion sintió un escalofrío –sin saber por qué– y a esto respondió: “No entiendo a qué se refiere… si usted y todos los demás de esta cola se han disfrazado”. Platón soltó una risita y le respondió: “No nos hemos disfrazado, Marion,  nos has disfrazado”.
Eran las 11 am cuando los padres de Marion abandonaban el Hospital Psiquiátrico de Serbia y preguntaban al Dr. Nicolai si su hija se recuperaría, a lo que este respondió “Eso espero. Es resistente al tratamiento”.

Rocío Gonçalves Losa (22)
Estudiante de Derecho
rocio_goncalves@hotmail.com