Por Juan Pablo Roldán.
En este ensayo me propongo distinguir al amor del enamoramiento y luego analizar el rol de la vista en cada uno de ellos, ejemplificando a través de personajes y situaciones de Marianela, obra de Benito Pérez Galdós.
Comenzaré explicando la diferencia entre los conceptos de amor y enamoramiento.
En el enamoramiento predomina el amor sensible sobre el espiritual. Por eso este se relaciona más con el estado interior del enamorado que con llegar realmente a la otra persona. Esto se suele manifestar a través de la frase: “te quiero por lo que me hacés sentir y no por lo que sos”.
De aquí que la intensidad del enamoramiento sea más proporcional al estado anterior de soledad de alguien que al encuentro real con la otra persona. Tiene que ver más con el amor a sí mismo que con el amor a otro. Por eso puede ser tan trágico: si me dejan, mi vida no tiene valor.
Todo esto se pone de manifiesto en Marianela en la relación entre dos personajes: Pablo, el joven ciego, y Marianela, chica tan poco agraciada como falta de inteligencia, de la cual él se enamora, sentimiento a su vez correspondido por esta.
Pablo, al ser no vidente, está aislado, aunque no de forma consciente, del mundo que lo rodea. Esto le impide relacionarse normalmente con otras personas, que lo tratan de manera diferenciada. Por todo esto el conocer a la joven y simpática Marianela, muchacha que le demuestra un gran afecto, disipa en él su estado de soledad anterior, haciéndolo sentirse bien consigo mismo.
Marianela, rechazada por su fealdad y su escaza inteligencia, sin familia y despreciada por aquellos con quienes vive, también se enamora, casi inevitablemente, del primer hombre que la trata como a una persona. Era tal el estado de soledad anterior, que ante el temor de verse desplazada del corazón de Pablo desespera y, tras una intensa agonía, pierde la vida.
En contraposición, en el amor predomina lo espiritual, de lo cual lo sensible es solo un medio. En el amor se alcanza realmente a la otra persona y es por eso que tiene algo de definitivo: Scheler dice que amar a alguien es como decirle “tú no morirás”, justamente porque es definitivo.
El enamoramiento, también llamado amor sensible, no es así pero sí puede ser vehículo. Por eso, como dice Lewis, “eros (enamoramiento) siempre promete cosas que no puede cumplir”. El enamorado promete amor eterno, pero eso solo puede ser cumplido si detrás hay amor espiritual.
Pablo y Marianela hacen este tipo de promesa pero, como ya explicara, su relación no se basa en verdadero amor hacia el otro, de carácter espiritual, sino simplemente en un sentimiento de falsa plenitud.
Ahora bien, una vez diferenciados ambos términos —amor y enamoramiento—, cabe preguntarnos por el rol de la vista en cada uno de ellos.
El amor en un sentido clásico implica visión, porque llega a la realidad del otro. Pero por visión aquí no me refiero a un sentido estrictamente material, sino a uno más profundo, el conocimiento del alma del otro. En el enamoramiento, en cambio, el rol de la visión es menos importante, porque tiene más que ver con un estado subjetivo de quien lo siente.
El enamoramiento no es trágico al menos que se lo absolutice. Por eso Lewis decía que el amor (entendido como enamoramiento) deja de ser un demonio cuando deja de ser un dios. Pero, cuando no tiene amor por detrás, el enamoramiento si puede resultar trágico, como ocurre en Marianela.
Por eso se puede decir de este último que es ciego, entendido esto como puro sentimiento, en cuanto que el enamorado proyecta sus necesidades y se aferra a una idea fantasiosa del otro. La idea de desilusión viene de aquí: se desilusiona quien no conocía al otro sino que solo tenía una ilusión.
En Marianela, esto le ocurre al ciego. Pablo solamente se enamora de una idea creada por él mismo con respecto a su lazarillo, que no se condice directamente con la realidad. Al obtener la posibilidad de ver, conoce a Marianela tal cual ella es y sufre una gran desilusión. Conserva el amor que le tenía a la verdadera Marianela, a ella como persona, pero se derrumba su anterior idealización de la joven y, con ella, su enamoramiento.
Algo similar le ocurre a la protagonista de la historia. Marianela se enamora de un ideal de Pablo, al cual supone incapaz de hacerle daño alguno. Pero cuando él obtiene la vista y, sin reconocerla, le dice que es fea, ella no quiere aceptar que su ideal no era más que eso y muere.
En cambio, para el pensamiento clásico el llamado amor ciego es en realidad el que ve mucho. Los griegos de la antigüedad expresaron esta idea a través de la frase: “ubi amor, ubi oculos”, que significa “allí donde hay amor, hay ojos”.
Ese conocimiento del otro no es un conocimiento de cosas físicas. Si una persona sabe de otra cuánto pesa o cuantos glóbulos rojos tiene, no lo conoce como persona. Es otro tipo de conocimiento: el conocimiento de la cosa es distinto al conocimiento de la persona.
La gente obsesiva quiere tener mucho conocimiento respecto del otro, pero un conocimiento material, no espiritual, y de esta forma se genera un dominio. Para un verdadero conocimiento son necesarias la introspección (conocerse a sí mismo) y la empatía (ponerse en el lugar del otro).
Podemos decir que es connatural al amor un cierto nivel de celos, que proceden de que el amor ve mucho. Quien quiere a alguien ve algo muy valioso y, por lo tanto, piensa que todos los otros también lo ven y son competidores. Pero los celos enfermizos no provienen del amor real sino de ese enamoramiento ligado al amor propio, del querer dominar a alguien para sentir seguridad, en el fondo sin conocerlo.
Este segundo tipo de envidia es el que padece Marianela. Ella nunca busca conocer realmente a Pablo, no se interesa por él como persona, como fin, sino como medio para su propio bienestar emocional.
En conclusión, en el enamoramiento predomina lo sensible, y no implica llegar a otra persona sino amor a uno mismo. En cambio, el amor es predominantemente espiritual, por lo cual sí se alcanza realmente a otra persona. Esto no implica afirmar que el enamoramiento sea necesariamente negativo, ya que puede funcionar como vehículo del amor.
Con respecto al rol de la vista en el amor y el enamoramiento, podemos llegar a la conclusión de que el amor implica una visión profunda del otro, mientras que en el enamoramiento esta no es importante.